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Proteger a la infancia de las
repercusiones de los conflictos,
el cambio climático y la COVID-19
En 2021, segundo año consecutivo de la pandemia de
COVID-19, UNICEF colaboró incansablemente con sus
aliados para proteger los derechos de la infancia frente
a las consecuencias crecientes de la COVID-19 y otras
amenazas, como los conflictos armados y el cambio
climático.
Los perjuicios que la COVID-19 ocasiona a los niños y
niñas –fruto en gran medida de los efectos imprevistos
de las iniciativas destinadas a controlar la pandemia–
son claros. Una descomunal escalada de la pobreza
infantil ha llevado a que 100 millones de niños más
hayan padecido privaciones en las zonas más afectadas.
Los contratiempos en el progreso de la inmunización
sistemática han provocado que la cifra de niños y
niñas no vacunados aumente en 3,4 millones. Las
interrupciones sin precedentes en la educación han
degradado la calidad del aprendizaje. Y el aislamiento y
la incertidumbre están afectando gravemente la salud
mental de los niños, lo que exacerba una crisis que
hemos estado eludiendo durante demasiado tiempo.
Las vacunas y los nuevos tratamientos para la
COVID-19 comenzaron a mitigar los efectos letales
del virus en 2021, lo que permitió una reapertura
provisional de las sociedades cuya población se había
vacunado ampliamente. Sólo 1 de cada 6 personas de
los países de ingresos bajos se había vacunado con al
menos una dosis, en comparación con 3 de cada 4 en
los países de ingresos altos.
Además de la pandemia, conflictos como el de
Afganistán, el norte de Etiopía, Myanmar y Yemen han
desencadenado graves violaciones de los derechos de
la infancia y provocado el desplazamiento de los niños y
sus familias, una situación que ha causado un aumento
considerable de las intervenciones humanitarias.
A nivel mundial, cerca de 1.000 millones de niños
y niñas –casi la mitad de la población infantil del
planeta– viven en países donde existe un riesgo
“extremadamente alto” de padecer los efectos del
cambio climático. El avance implacable de este azote
ha causado desastres naturales, escasez de agua,
inseguridad alimentaria y brotes de enfermedades que
ponen en riesgo la salud, el bienestar y la seguridad de los
niños, en especial los que viven en las comunidades más
pobres y atrasadas.
La pandemia ha agravado los riesgos y truncado las
oportunidades de los niños afectados por la fragilidad y las
emergencias humanitarias en aquellos lugares donde los
conflictos y el cambio climático ya habían devastado a las
comunidades.
UNICEF prosiguió su labor para mitigar los efectos de
la COVID-19, la pobreza y las crisis entre los niños,
fortaleciendo al mismo tiempo los sistemas nacionales
con el fin de llegar a los niños y las comunidades más
marginadas y excluidas, y de fomentar la preparación y
la resiliencia ante futuras perturbaciones. Este trabajo
fue posible gracias a las firmes alianzas establecidas en
el sector público, el sector privado, la sociedad civil y el
sistema de las Naciones Unidas, así como a la financiación
voluntaria.
Debido al carácter interconectado de los problemas que el
mundo vivió en 2021, cada vez es más urgente la necesidad
de revitalizar el multilateralismo. Para ello, y con el fin de
ayudar al sistema de las Naciones Unidas a proporcionar
un apoyo más eficaz y coordinado a los países, UNICEF
contribuyó con sus ideas a la visión del nuevo contrato
social solicitado por la ONU.
A pesar de confrontar múltiples crisis, la actual generación
de jóvenes se muestra más esperanzada y convencida
de que el mundo es un lugar cada vez mejor. En 2021 se
practicó una encuesta a más de 20.000 personas de 21
países, en el marco del proyecto de UNICEF “La infancia
en transformación”, en la cual se concluyó que, en lugar
de desesperarse frente a la inequidad y la crisis climática,
los jóvenes están más convencidos de que el mundo
es un lugar cada vez mejor en comparación con las
personas de 40 años en adelante. En 2021, año en que
UNICEF celebraba su 75 aniversario, nos comprometimos
de nuevo a colaborar con nuestros aliados, nuestros
seguidores, la infancia y los jóvenes a fin de proteger a los
más marginados y vulnerables y asegurar que los niños
sobrevivan, prosperen y lleguen a ser adultos sanos y
productivos.
PROTEGER A LA INFANCIA DE LAS REPERCUSIONES DE LOS CONFLICTOS, EL CAMBIO CLIMÁTICO Y LA COVID-19
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